Descubre en el siguiente artículo por qué y cómo demasiado tiempo frente a la pantalla puede dañar a su hijo o hija. Clémentine & Bastièn te cuenta todo lo que debes saber.
¿Sabías que los efectos negativos de demasiado tiempo frente a la pantalla para bebés y niños pequeños van desde una capacidad de atención más corta hasta una menor empatía?
Carlota Nelson, directora del documental Brain Matters, explora por qué demasiado tiempo frente a la pantalla puede dañar a los bebés y la importancia de garantizar que los niños disfruten de experiencias fuera de la pantalla.
Bebés, niños pequeños y tiempo frente a la pantalla
En el mundo actual impulsado por la tecnología y los medios, muchos padres usan pantallas para mantener a los niños pequeños entretenidos o distraídos mientras hacen malabarismos con otras necesidades. Funciona. Las pantallas cautivan la atención de los niños de una manera que casi nada más lo hace, permitiendo a los padres un poco de respiro. Pero, ¿cuál es el impacto de las pantallas en los cerebros jóvenes y a cuánto tiempo de pantalla deben estar expuestos?
Los científicos del cerebro que estudian el impacto de las pantallas en los cerebros de los bebés aún no tienen todas las respuestas, pero lo que sí saben ayudará a los padres a comprender cuán crítico es proporcionar experiencias fuera de la pantalla. Solo entonces los niños aprenderán, mejorarán sus habilidades sociales y cognitivas y serán más saludables y felices en el futuro.
Los bebés aprenden más de la interacción humana
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Patricia Kuhl es una de las principales científicas del cerebro del mundo y realiza experimentos con más de 4.000 bebés cada año. «Lo que hemos descubierto es que los bebés pequeños, menores de un año, no aprenden de una máquina», dice, señalando varios escáneres cerebrales en una computadora. «Incluso si les muestras videos cautivadores, la diferencia en el aprendizaje es extraordinaria. Obtienes un genio aprendiendo de un ser humano vivo, y obtienes cero aprendizaje de una máquina».
Quizás es por eso que la Organización Mundial de la Salud recomienda no pasar tiempo de pantalla para los bebés menores de 2 años y no más de una hora de tiempo de pantalla al día para los de 2 a 4 años.
Las pantallas secuestran la capacidad de atención
Para que los niños tengan éxito, necesitan aprender a concentrarse y enfocarse. Esa capacidad comienza a desarrollarse durante sus primeros años cuando sus cerebros son más sensibles a los entornos que los rodean. Para que un cerebro se desarrolle y crezca, necesita estímulos esenciales del mundo exterior. Más importante aún, necesitan tiempo para procesar esos estímulos. Mientras que leer libros de cuentos en voz alta les da a los niños tiempo para procesar palabras, imágenes y voces, la absorción constante de imágenes y mensajes en pantalla afecta su capacidad de atención y enfoque.
Las pantallas reducen la capacidad de controlar los impulsos
Los niños pequeños necesitan su dosis de aburrimiento. Les enseña cómo lidiar con la frustración y controlar sus impulsos. Si los niños pequeños están siendo estimulados constantemente por las pantallas, olvidan cómo confiar en sí mismos o en otros para entretenerse. Esto conduce a la frustración y dificulta la imaginación y la motivación.
Las pantallas reducen la empatía
La investigación ha demostrado que el tiempo frente a la pantalla inhibe la capacidad de los niños pequeños para leer caras y aprender habilidades sociales, dos factores clave necesarios para desarrollar empatía. Las interacciones cara a cara son la única forma en que los niños pequeños aprenden a entender las señales no verbales y a interpretarlas.
«Hasta que los bebés desarrollen el lenguaje», dice Charles Nelson, un neurocientífico de Harvard que estudia el impacto de la negligencia en los cerebros de los niños, «toda la comunicación es no verbal, por lo que dependen en gran medida de mirar una cara y derivar el significado de esa cara. ¿Esta persona está contenta conmigo o está molesta conmigo?» Esa interacción bidireccional entre los niños y los cuidadores adultos es de importancia crítica para el desarrollo del cerebro.
La exposición a pantallas reduce la capacidad de los bebés para leer las emociones humanas y controlar su frustración. También resta valor a las actividades que ayudan a aumentar su capacidad cerebral, como jugar e interactuar con otros niños. Pero si tiene que confiar en las pantallas en ciertos momentos, solo asegúrese de controlar la calidad de lo que ven e interactuar con ellos mientras miran. Los beneficios de limitar e incluso eliminar el tiempo de pantalla en estos primeros momentos durarán toda la vida.
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Fuente: Unicef Org