Cuando el bebé entra a formar parte de la familia, las largas horas de sueño de las que disfrutaban los padres se convierten en un mero recuerdo. Los problemas de sueño infantil son uno de los grandes temas que preocupan a padres y madres puesto que repercute tanto en el resto del día del bebé, como en el propio descanso de los papás y mamás.

En el siguiente artículo Clémentine & Bastièn te cuenta y da unos prácticos tips de cómo ayudar a dormir a un bebé.

Cómo ayudar a dormir a un bebé

No todos los niños duermen igual pero sí es cierto que se pueden aplicar a todos algunas pautas que los ayudarán a mejorar su calidad de descanso. Porque el sueño es una pieza clave del ciclo vital de nuestros chiquitines. Y si ellos duermen bien, tú descansarás mejor.

¿Cómo podemos mejorar el sueño de los niños?

Algo que hay que tener muy en cuenta es que el sueño del bebé, incluso en un mismo peque, no es siempre igual. Sus hábitos de sueño irán cambiando, y será necesario adaptarse tanto como sea posible.

No obstante, hay varias recomendaciones generales que puedes tener en cuenta para guiar y ayudar a dormir a un bebé:

Rutinas de sueño

Cómo ayudar a dormir a un bebé

Se trata de estrategias que mamás y papás repiten todas las noches para tranquilizar al pequeño cuando se acerca la hora de dormir: darle un baño caliente, un masaje, cantarle una canción, contarle un cuento, poner a dormir al juguete favorito al lado… Te recordamos la importancia de las rutinas diarias en los bebés y niños, para garantizar no solo un buen descanso sino también una sensación de estabilidad y seguridad y ajustar su reloj biológico. Las rutinas no deberían prolongarse durante más de una hora, para evitar que el bebé se despeje.

La siesta es importante

Aunque pueda parecer contraproducente, la siesta es una necesidad para los niños, mucho más que lo es para los adultos. Sin ese periodo de descanso, es imposible que aguanten todo el día, llegando a la noche quejosos, agotados o incluso provocando un efecto contrario al deseado: activándose en exceso.

Actividad física

Mantener al peque ocupado durante el día, jugando, gateando, paseando, etc, contribuirá a que llegue al final del día cansado. Seguro que habrás notado que, si el peque no se cansa, las tardes son más pesadas e incluso duerme peor. Evita la televisión y las actividades sedentarias hasta el final del día, momento en el que hay que cambiar la actividad por la relajación.

Comparte el momento

Comparte con tu peque ese momento final del día para finalizar su rutina de sueño: léele un cuento o cuéntale una historia inventada, una caricia, un beso de buenas noches. Todo ello invita a la relajación, al descanso y a identificar la hora de irse a dormir.

El ambiente adecuado

Una vez pasados los primeros meses de vida, se recomienda que el bebé tenga su propio espacio para dormir. Una habitación tranquila, silenciosa y oscura, ventilada y con aire no demasiado seco (puedes utilizar un humidificador para la habitación del bebé para garantizar la humedad perfecta) y a una temperatura de entre 18-20 grados.

La posición

Cómo ayudar a dormir a un bebé

Es aconsejable poner al bebé boca arriba o de lado, pues esta posición reduce el riesgo de asfixia. Algunos bebés se dan la vuelta mientras duermen, pero lo más habitual es que si le dejas en una posición, se quede así toda la noche.

Objetos de confianza

Si tu bebé empieza a tener miedo, ansiedad al estar solo o terrores nocturnos, puedes ayudar a dormir al bebé poniendo una lucecita de noche junto a su cunita, pegar pegatinas brillantes en el techo o la pared o dejarle dormir con su doudou o muñeco de apego de Moulin Roty. Este objeto puede ser una manta, un peluche, una camiseta o cualquier otro artículo suave y blandito al que el bebé tenga apego.

¿Qué hay del colecho?

El colecho es una opción válida que tiene sus defensores y detractores. Por un lado, tiene beneficios como que favorece la lactancia materna, minimiza la perturbación del sueño de las mamás y papás y reduce las posibilidades de que el bebé sufra el síndrome de muerte súbita del lactante. Sin embargo, también hay que tener muy claro cuándo dejar de hacerlo, para que dormir con papá y mamá no se convierta en una costumbre que después será muy difícil de quitar.

Recomendaciones para un sueño infantil seguro

El síndrome de muerte súbita del lactante es la muerte inesperada y repentina de un lactante de menos de un año, que ocurre aparentemente durante el sueño y que es inexplicable aún después de la autopsia. Es algo que preocupa a muchas familias con un nuevo recién nacido, a pesar de que cada vez es menos frecuente. Por suerte, hay algunas medidas preventivas que se pueden tomar que reducen las posibilidades de que tu bebé sufra este síndrome:

✓ Los bebés deben dormir en superficies firmes, limpias, en ausencia de humo, sin almohada ni muñecos. Hay que mantener los objetos blandos o la ropa de cama holgada fuera de la cuna.

✓ Nunca deben dormir en sillones o sofás. Tampoco en el regazo de un adulto somnoliento.

✓ No hay que cubrir su cabeza ni abrigarle demasiado o tener la habitación muy caliente.

✓ El colecho está recomendado en caso de que se haya elegido la lactancia materna exclusiva y a demanda. Sin embargo, es importante que ninguno de los progenitores que comparte el lecho tenga sobrepeso y hay que seguir unas pautas concretas. Lo más recomendable es dormir en la misma habitación, pero no en la misma cama.

✓ Hay que evitar camisones o vestidos con lazos largos que le puedan cubrir la cara o enrollarse en su cuello. Si hay cortinas o estores cercanos hay que vigilar sus cordones porque pueden ser peligrosos.

✓ No se recomienda usar en casa monitores de control de la respiración como estrategia para prevenir el SMSL. Tampoco aparatos comerciales para la prevención del SMLS.

Cómo afecta el sueño infantil a papás y mamás

Cómo ayudar a dormir a un bebé

Algunos papás y mamás tienen suerte y tienen un bebé que duerme mucho y muy plácidamente. Pero, es mucho más habitual, que los recién nacidos se despierten cada poco tiempo, como mínimo cuando tienen hambre, interrumpiendo las horas de descanso de sus padres y cuidadores.

Esta experiencia puede ser muy dura, puesto que, por un lado, es algo normal y no hay mucho que se pueda hacer al respecto y, por otro, la falta de sueño y descanso puede afectar enormemente al estado de ánimo de los adultos. Se puede tener la sensación de estar viviendo en un bucle, en una neblina de sueño y agotamiento que provoca lagunas de memoria, problemas para concentrarse e imposibilidad para hacer tareas básicas como darse una ducha.

Papás y mamás por igual deben prestar atención a estos síntomas, que pueden acabar llevando a la apatía o incluso a la depresión postparto.

Para superar esta situación, hay que tratar de recordar que es algo temporal. Que, tarde o temprano, el sueño infantil se estabilizará y el peque empezará a dormir del tirón toda la noche. Tratar de buscar ayuda de amigos y familiares para poder encontrar momentos de descanso, será muy importante.

¿Conoces algún truco o consejo que te apetezca sumar a esta lista para mejorar el sueño infantil?

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Fuente: Suavinex

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